¡Más que un parque!

El Rufino Tamayo representa la oportunidad para que la comunidad de Área Metropolitana de Monterrey deje un importante legado de corresponsabilidad en la administración, mantenimiento y mejora continua de espacios públicos de calidad en México y el mundo.

Una visión metropolitana
para el Rufino Tamayo.

El Rufino Tamayo es más que un parque, es parte de un sueño metropolitano. Creemos que el parque son los andadores, árboles y bancas, pero también las personas que hacemos uso de ellos. Vemos en el Rufino Tamayo una posibilidad latente de encontrarnos como comunidad para pensar una forma distinta de cuidar, aprender y divertirse en el espacio público desde cuatro ámbitos distintos: la salud y el bienestar; el arte y la cultura; la naturaleza y su conservación; y la ciudad y su comunidad.  

Hacer del Rufino Tamayo mucho más que un parque ha sido posible gracias a la visión del Patronato Rufino y Olga Tamayo y a un equipo especializado que facilita, acompaña y promueve esquemas de colaboración con la comunidad, desde donde se generan las posibilidades de mejora continua para el parque.

Dotar de vocación al Parque Rufino Tamayo ha requerido tiempo y es consecuencia de la historia misma del parque.

En 2010, la población de Nuevo León sufrió el paso devastador del Huracán Alex. La infraestructura urbana del Área Metropolitana de Monterrey quedó severamente dañada.

En lo particular, el Alex provocó el desbordamiento del arroyo San Agustín, causando graves afectaciones tanto en las instalaciones como en el patrimonio natural del Parque Rufino Tamayo.

El desastre evidenció el limitado margen de acción a nivel municipal para emprender la reparación no sólo de las vialidades afectadas, sino también de los parques y otros espacios públicos que resultaron dañados.

Durante los siguientes 5 años, el rescate y mantenimiento del Rufino Tamayo se mantuvo incierto. Sin los recursos ni un equipo especializado para su atención, las heridas provocadas por el Álex no cicatrizaron en el parque.

En 2015 se creó el Patronato del Parque Rufino y Olga Tamayo A.C. para rescatarlo y hacer realidad la nueva visión que hoy sigue vigente: que el Rufino Tamayo sea mucho más que un parque.

A partir de ahí se creó un innovador modelo de colaboración con el municipio de San Pedro Garza García, una simbiosis de carácter público-privado que permitió la conformación del equipo de trabajo del parque y el acercamiento de la comunidad al proyecto.

Hoy, tras finalizar la primera etapa del proyecto de rescate y regeneración, la transformación del Rufino Tamayo está en curso.

Surgimiento del
Parque Rufino Tamayo

A finales de la década de los 80s y principios de los 90s, se comenzó a configurar un importante y visionario proyecto de desarrollo denominado Valle Oriente.

Como legado para la conservación natural, desarrolladores ceden al municipio de San Pedro Garza García, 87 mil 500 m2 de área verde para el proyecto.

Con la visión y el empuje de los desarrolladores Jesús Almaguer Lozano, José Calderón y Eudelio Garza Lozano, el parque adquiere la dimensión de un importante espacio de recreación para futuras generaciones.

El nombre del parque surge a raíz de la cercanía de la familia Fernández Garza con el mundo de las artes, en particular la amistad de Doña Margarita Garza Sada (†) y su hijo Mauricio, quien fungía como alcalde de San Pedro Garza García, con Rufino Tamayo rindiendo homenaje en vida al prominente artista mexicano bautizar el parque en su honor en 1991.

Como dato curioso y a petición del artista mexicano, el parque llevó originalmente el nombre de su esposa. La primera mitad de la década de los 90s se le conoció como Parque Olga Tamayo, pero conforme pasaron los años la gente comenzó a identificarlo como Parque Rufino Tamayo.